El sector del almacenamiento está de enhorabuena. La Real Academia de las Ciencias de Suecia acaba de conceder el Premio Nobel de Química a los artífices de las baterías de iones de litio. Según reza en el encabezado de la nota de prensa difundida por la Academia, “They (el estadounidense John B. Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshin) created a rechargeable world” (Crearon un mundo recargable). “Esta batería liviana, recargable y potente se utiliza en la actualidad en todo, desde los teléfonos móviles a los ordenadores portátiles y los vehículos eléctricos. También puede almacenar grandes cantidades de energía solar y eólica, y permite una sociedad libre de combustibles fósiles", recalca el comunicado.
Como explica la nota de la Academia sueca, la base de la batería de iones de litio se sentó durante la crisis del petróleo en la década de 1970. Stanley Whittingham empezó a trabajar en el desarrollo de métodos que pudiesen conducir a la tecnología de energía libre de fósiles. Empezó a investigar con materiales superconductores que le llevaron a descubrir un material extremadamente rico en energía con el que creó un nuevo cátodo en una batería de litio. El resultado fue una batería que literalmente tenía un gran potencial, poco más de dos voltios. Pero el litio metálico es reactivo y la batería se volvió demasiado explosiva para ser útil. John Goodenough predijo que el material del cátodo tendría un potencial aún mayor si se construyera con un óxido metálico en lugar de un sulfuro metálico. Después de una búsqueda sistemática, demostró en 1980 que el óxido de cobalto con iones de litio intercalados puede dar un voltaje de hasta cuatro voltios. Fue un avance importante que allanó el camino para baterías mucho más potentes. Con el cátodo de Goodenough como base, Akira Yoshino creó la primera batería de iones de litio comercialmente viable en 1985. En lugar de litio reactivo en el ánodo, utilizó coque de petróleo, un material de carbono que, como el óxido de cobalto del cátodo, puede intercalar iones de litio. El resultado fue una batería ligera y duradera, que podía cargarse cientos de veces antes de perder su rendimiento. La ventaja de las baterías de iones de litio es que no se basa en reacciones químicas que descomponen los electrodos, sino que los iones de litio fluyen de un lado a otro entre el ánodo y el cátodo. Desde que las primeras baterías de iones de litio salieron al mercado en 1991, han cambiado nuestra existencia. Han sentado las bases para una sociedad inalámbrica y libre de fósiles, y son de gran beneficio para la humanidad.
Desde Ampere Energy nos unimos a esta distinción tan importante. Sin duda, se trata de una excelente noticia para el almacenamiento a todos los niveles y de un merecidísimo reconocimiento a la labor de estos investigadores.