El 9 de mayo de 1950, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman leyó un comunicado en el que su país proponía crear una organización supranacional de países europeos para administrar bienes económicos como el carbón o el acero. Un año más tarde, el 18 de abril de 1951, el Tratado de París daba luz verde a la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), formada por Francia, Alemania Bélgica, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Hoy, 70 años después, somos 27 Estados miembros los que remamos juntos en el mismo barco, el de la Unión Europea, y caminamos hacia un futuro mejor para todos. Un futuro en el que las energías renovables tienen un papel protagonista y están llamadas a convertirse en el motor de la recuperación económica.
Desde que se iniciara la primera comunidad del acero y del carbón, son numerosos los pasos que se han ido dando hacia una Unión de la Energía. Políticas ambiciosas, grandes proyectos de investigación e innovación, inversiones importantes… todo ello ha contribuido a posicionar a la UE como pionera en energías renovables mediante una exigente legislación destinada a integrar las fuentes renovables en los sistemas energéticos europeos.
· La Directiva 2009/28/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo de 23 de abril de 2009, relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables y por la que se modifican y se derogan las Directivas 2001/77/CE y 2003/30/CE, establece un marco común para el fomento de la energía procedente de fuentes renovables. Fija objetivos nacionales obligatorios en relación con la cuota de energía procedente de fuentes renovables en el consumo final bruto de energía y con la cuota de energía procedente de fuentes renovables en el transporte.
· La Directiva de 2009 fue revisada en diciembre de 2018 y aprobada como parte del Paquete Energía Limpia para todos los ciudadanos, que incluye tres leyes clave:
o Directiva (UE) 2018/2001 de 11 de diciembre de 2018 relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables. Esta norma es fundamental en la transición energética y una parte importante del paquete de medidas necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir el Acuerdo de París de 2015 sobre el Cambio Climático. Tal y como se recoge en el objeto de la misma, establece un marco común y un objetivo vinculante de al menos el 32% para el fomento de la energía procedente de fuentes renovables en el consumo final bruto de energía de la Unión Europea para el año 2030, revisable en 2023. Sin duda, importante es la mención que se hace a los prosumidores (garantizar que los consumidores tengan la posibilidad de ser productores de su propia energía a partir de recursos renovables) y la incorporación del concepto “comunidades de energías renovables”, con la idea de que los consumidores finales y, en concreto, los domésticos, tengan derecho a participar en comunidades manteniendo en todo momento los derechos y obligaciones asociadas a los consumidores.
o La Directiva 2018/2002 por la que se modifica la Directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética que establece un objetivo para 2030 de 32.5%, también con una posible revisión al alza en 2023. Los hogares que deseen producir su propia energía renovable –autoconsumo-, por ejemplo, mediante la instalación de cubiertas fotovoltaicas, recibirán apoyo en forma de amplias exenciones de los cargos o tasas por el consumo de su energía autogenerada.
o Reglamento (UE) 2018/1999 de 11 de diciembre de 2108 sobre la gobernanza de la Unión de la Energía y de la Acción por el Clima que define cómo deberán cooperar los Estados miembros entre sí y con la Comisión Europea para alcanzar los objetivos establecidos especialmente en materia de energías renovables y eficiencia energética. Así, incluye el requisito de que los Estados miembros elaboren planes nacionales integrados de energía y clima para el periodo 2021 a 2030, describiendo cómo alcanzar los objetivos y presentando el borrador a la Comisión Europea para finales de 2018.
El compromiso adquirido por los Estados miembros de convertir a la UE en líder mundial de las energías renovables, dar prioridad a la eficiencia energética y seguir liderando los esfuerzos mundiales para luchar contra el cambio climático va dando sus frutos y así lo confirman los datos. Según el último Informe de la Comisión Europea sobre el mercado de electricidad en el cuarto trimestre de 2019, la generación de electricidad a partir de combustibles sólidos en la Unión Europea cayó un 26% interanual (39 TWh en términos absolutos), con un marcado cambio a las energías renovables (+29 TWh) y un aumento modesto de gas (+9 TWh). La proporción de energía renovable en la combinación de energía de la UE se incrementó, alcanzado el 35% en el cuarto trimestre. Y datos más recientes como los que ofrece el grupo tecnológico Wärtsilä, señalan que durante el primer trimestre de 2020, la generación con carbón ha caído un 25,5% en toda la Unión Europea y Reino Unido en comparación con el mismo periodo de 2019. Por su parte, la generación con energías renovables ha alcanzado una cuota del 43% en estos tres primeros meses del año.
Y aunque la situación actual es desconcertante por la crisis del COVID19, hace unos días, la UE instó a los Estados miembros a priorizar las energías renovables y preservar el liderazgo europeo en tecnologías limpias. “Debemos aprovechar este momento para acelerar el desarrollo de energías renovables y dirigirnos hacia la neutralidad climática”, afirmó la comisaria europea de energía Kadri Simson en el Consejo informal de Energía celebrado el 28 de abril. Europa debe avanzar y ejercer su papel de liderazgo en materia energética. Mañana, Día de Europa, más que nunca debemos reafirmar nuestro compromiso hacia un nuevo modelo energético.