El “boom” del autoconsumo es ya una realidad imparable y el autoconsumo compartido, sin duda, es una de las modalidades que ofrece un mayor potencial de crecimiento. En España, el 65% de la población vive en edificios, lo que refuerza la necesidad de desarrollar el autoconsumo compartido como la mejor opción para aquellos vecinos que viven en el mismo inmueble: si al menos un tercio de los residentes lo aprueban, se pueden instalar paneles solares en la azotea o en cualquier otra zona común y disfrutar de las ventajas de consumir energía solar en sus casas con los consiguientes ahorros en la factura eléctrica. Y gracias al establecimiento de sistemas de gestión y reparto de energía por coeficientes de reparto (porcentajes en los que la energía generada se reparte entre los miembros de la comunidad energética), cada uno pagará lo que realmente consume. Además, ahora mismo, ya están autorizados los coeficientes de reparto variables, lo que permite optimizar la producción entre los usuarios, especialmente cuando tienen pautas de consumo diferentes.
Pero el autoconsumo debe ir un paso más allá para impulsar el desarrollo de las comunidades solares, es decir, instalaciones realizadas en lugares óptimos dentro de un barrio a las que se pueden adherir los vecinos, ya sea a nivel individual, como tejido social local o, incluso, administraciones públicas, en calidad de copropietarios, miembros o socios. Muchas veces las azoteas de los edificios no son los suficientemente grandes como para generar toda la energía que requieren los vecinos del mismo, de ahí que asociarse a otros vecinos o empresas que también dispongan de instalación de generación fotovoltaica en un radio de 500 m2, es una solución óptima para compartir ese excedente de energía que no se consumiría de manera individual, pero que dentro de la comunidad, puede aprovecharse de manera óptima según las necesidades de consumo particulares de cada vecino asociado a la comunidad.
La finalidad de las comunidades solares, que dan cabida a todos los consumidores con o sin espacio que quieren ser dueños de sus propias fuentes de generación de energía, no es sólo proporcionar beneficios medioambientales, sociales y económicos a sus miembros y al entorno más cercano de una instalación de autoconsumo, si no, además, facilitar una solución real para bajar la factura eléctrica de los consumidores. Pero además esta figura viene a otorgar mucha flexibilidad al mercado eléctrico, por lo cual, su puesta en marcha cuenta con grandes subvenciones por parte de Europa.
Desde Ampere se ha creado esta división especializada en impulsar el desarrollo de comunidades solares de manera sencilla, para aquellas personas o empresas que quieran liderar la puesta en marcha, y beneficiarse de todas las ventajas de ser dueños de instalaciones de autoconsumo compartido.
AMPGY Community brinda una solución integral que pasa por acompañar a los integrantes a la hora de definir el modelo de comunidad concreto, determina los equipos de autoconsumo con inteligencia artificial que debe instalar cada miembro de la comunidad, la plataforma digital con la que será gestionada la comunidad y la fase de instalación. Facilita además un modelo de financiación a medida y un servicio para gestionar las diferentes subvenciones a las que puede optar la comunidad. O lo que es lo mismo, AMGY Community es un acelerador de comunidades solares que brinda una solución integral para su rápida puesta en marcha.
Los equipos de autoconsumo fotovoltaico de Ampere integran baterías de almacenamiento inteligente, que son fundamentales no sólo para optimizar el autoconsumo con una energía que no siempre está disponible, como la procedente del sol. Pero, además, la tecnología con inteligencia artificial y blockchain permite gestionar de manera óptima esos excedentes de energía que se producen dentro de la comunidad para que la rentabilidad de esta inversión sea muy adecuada.
La tecnología SEMS (tecnología inteligente que permite recoger, almacenar, gestionar y monitorizar y distribuir la energía según el gasto energético) es la que permite conectar todos los equipos de una comunidad energética para poder optimizar el uso de la energía y rentabilizar al máximo el ahorro.
En este escenario, el consumidor asociado a una comunidad energética, se convierte en dueño de sus fuentes de generación de energía y saca el máximo partido al poderla compartir, aislándoles del oligopolio del mercado eléctrico.
El precio de la energía eléctrica se ha convertido en un problema real para muchas familias, pero también para la economía de miles de empresas, especialmente pequeñas y medianas. Por ello, es necesario el impulso de estas comunidades solares que en Europa avanzan rápido, pero que en España se encuentran todavía en un momento incipiente.
La fuerza de la comunidad es lo que hace que éstas tengan un papel activo en el mercado eléctrico, y que el consumidor pase de ser un mero pagador de facturas a involucrarse en las decisiones de consumo, como dueño, en comunidad, de estas fuentes de generación 100% limpias y sostenibles.